domingo, 19 de mayo de 2013

“LA EDUCACIÓN DEBE SER LA PRIMERA PRIORIDAD”


“LA EDUCACIÓN DEBE SER LA PRIMERA PRIORIDAD”

Zenair Brito Caballero

La lista de obligaciones del nuevo gobierno venezolano y que socialista-comunista se va haciendo cada vez más larga. En materia de economía y política en general hay mucho por hacer porque desgraciadamente Venezuela sufre de alta inflación, desabastecimiento, carestía, penuria y escasez, y la política  es la de la farsa, la mentira, el abuso y la disidencia. Pero en esa extensa lista hay una en especial que no puede seguir relegada dado que sus efectos, en caso de implementarse un verdadero cambio transformador, serán sumamente positivos para la sociedad, y en corto plazo. La misma se refiere al tema educativo.
Al gobierno y a los Ministerios de Educación,  no pareciera interesarle para nada el tema educativo, pues se niegan a escuchar o a dialogar con los gremios docentes sobre presupuesto y aumento salarial de maestros, profesores y docentes universitarios, mientras se observa un despilfarro intolerable de recursos, tanto humanos como técnicos en otras áreas, y altos aumentos, excelentes beneficios solo para los militares.
Si hay una reforma que el Gobierno puede hacer, la misma consiste en cortar de una vez por todas con el principal obstáculo con el que tropieza la educación venezolana: el propio ministerio del ramo y sus políticas educativas.
El sistema educativo venezolano se alimenta de varias suposiciones que desalientan la creación del capital humano, sinónimo de capacitación, de manera que nuestros jóvenes accedan a un puesto laboral con las debidas destrezas. Para lograrlo, sin embargo, los dos Ministerios de Educación deben cambiar sustancialmente su preeminencia en la educación.
Pienso que los dos Ministerios Educativos venezolanos  han fracasado y lo seguirán haciendo mientras continúe la estructura que le sirve de soporte y la política que los dirige. En la misma era del conocimiento esto es intolerable. En el país, unos miles de  niños y jóvenes no ingresan a las escuelas, liceos o universidades y no siguen sus estudios debido a los escasos ingresos de sus familias a pesar de la existencia de las llamadas Misiones educativas.
El primer paso que debemos dar, en consecuencia, no está en sacar al Estado de un plumazo del tema educativo, aunque admito que es lo que me gustaría. Por una cuestión de simple operatividad, más bien el paso correcto consiste en que el Estado pague a las familias por la educación de los niños y jóvenes más pobres, pero que ya no se dedique a proveer educación, lo que es muy diferente.
Esta idea se origina en una exitosa propuesta del educador Milton Friedman, la cual consiste en que siendo la educación un bien apreciado en el mundo del conocimiento, el dinero debería, por tanto, ser entregado a las familias para que estas elijan a qué escuelas y colegios enviar a sus hijos.
Para Friedman los cheques escolares deben ser entregados a las familias que los depositan en los colegios y escuelas de su elección. Una vez depositados estos cheques en el colegio o escuela elegida, estas instituciones educativas nuevamente entregan los cheques a favor del Estado a cambio del dinero asignado.
De esta manera se van dando una serie de efectos positivos. El Estado no se desentiende del tema educativo, dado que garantiza el pago de la educación a las familias de escasos recursos; las familias eligen la mejor educación para sus hijos y, en especial, surge una sana competencia entre los diferentes colegios que hacen lo mejor en construir y mantener una infraestructura acorde con el servicio y en contratar a los mejores docentes para así contar con la elección de los padres.
¿Quiénes son mejores para elegir dónde destinar el dinero en las diferentes escuelas y colegios donde asisten los niños y jóvenes? La respuesta como se ha visto en todos estos años no está precisamente en el Ministerio de Educación, ni en la burocracia que la rodea, ni en sus direcciones que no hacen más que desalentar la creatividad, la eficiencia y el mérito, condiciones precisamente que exigen la calidad educativa.
El nuevo gobierno  recién llegado al poder, debería enfrentar con determinación la realidad de la educación en el país. Es tiempo del subsidio escolar. Esto sería apenas el comienzo, puesto que será un instrumento útil y eficiente para iniciar un amplio debate sobre el actual modelo educativo, el cual debe cambiar por uno de calidad y con formación de valores democráticos y no de ideologización a la cubana socialista-comunista.  


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