“LA SABIDURÍA DE LO QUE ES LA PATRIA”
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Zenair Brito
Caballero (britozenair@gmail.com)
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A lo largo de los tiempos se ha pretendido definir
el concepto de patria recurriendo incluso a las etimologías. Esto es, a la
raíz de las palabras en cada lengua gramaticalmente formalizada. Yo, como
venezolana en cambio, intentaré una aproximación a la idea de patria
indagando la estructura olfativa, afectiva y visual que se escurre
silenciosamente detrás de este importante concepto histórico-antropológico;
lo mismo que al sentido de pertenencia nacional.
En esta línea de pensamiento para hablar de patria
se requiere una especie de incursión primigenia en la psicología de los
niños y de los adolescentes que en el
curso de sus vidas han aprendido a identificar, entre mismos, los olores y
sabores del ambiente y de la gastronomía de cada subregión nacional, en tanto
que la memoria gustativa es una de las más duraderas en los registros
sensoriales del ser humano.
Unos autores asocian el recuerdo de la patria al olor
singular que emana de la tierra recién mojada, después de los primeros
aguaceros del mes de mayo o en los finales de la temporada de lluvias. Pero
al hablar de la lluvia, de la tierra y de sus estaciones, entramos en el
capítulo del paisaje y del paisanaje de cada país y de cada región,
porque el entorno geográfico define un porcentaje nada desdeñable de los
comportamientos humanos.
A los antiguos egipcios, por ejemplo, los definía la
existencia imponente del río Nilo, al grado que un personaje de una novela
del escritor finlandés Mika Waltari, el cual expresaba “que el hombre
migrante que había bebido las aguas del Nilo, sólo en este mismo río podía
saciar su sed”.
A la parte gastronómica y geográfica se suma el
conjunto de costumbres que se advierte en las maneras y valores (o
antivalores) que articulan la identidad peculiar de los individuos en el
entramado social. He aquí entonces la vértebra del paisanaje que caracteriza
a ciertos individuos –hombres y mujeres venezolanos– que sin importar las décadas
y las distancias exhiben la curiosa tendencia de parecerse entre sí.
Ello se detecta especialmente en las colonias de
migrantes que por razones diversas han tenido que abandonar sus propios
terruños. Es esencial, en el heterogéneo tema de la patria, el capítulo
relativo a la lengua y al lenguaje común de los habitantes de un determinado
país o de una comunidad de naciones, pues el idioma forma parte de las
estructuras afectivas más íntimas del ser humano, en tanto que los hombres y
mujeres sueñan en un determinado idioma y rezan en una determinada religión.
El fenómeno lo experimentan sobre todo los viajeros
que después de varias semanas de itinerancia, sienten la necesidad
impostergable de buscar a otras personas que hablen la misma lengua o algún
idioma parecido. Jorge Luis Borges decía que “la patria es un acto de fe”. A
lo que se podría añadir que esta fe la configuran los sabores, los olores,
los paisajes, el idioma, el dialecto y las cosmovisiones religiosas de cada
pueblo.
Por eso la posible amenaza constante proveniente de
un tirano golpista y de sus genuflexos seguidores de cerrar los medios de
comunicación televisivos, radiales e impresos a penas de recibir sus ordenes,
se recibe como un insulto imperdonable que pretende violentar las intimidades
más queridas de la patria y de sus habitantes, por muy pequeña o por muy
grande que ésta geográficamente sea.
Es posible que haya algo irracional detrás del
concepto patria. Pero también hay algo sagrado y trascendente que a los
esnobistas ideológicos socialistas-comunistas del fulano siglo XXI de hoy en
día les es imposible comprender.
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martes, 10 de julio de 2012
ZENAIR BRITO CABALLERO, LA SABIDURÍA DE LO QUE ES LA PATRIA
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