¿QUIERES PENSARLO O CAMBIAR PARADIGMAS?
Zenair
Brito Caballero
(britozenair@gmail.com)
Nos han enseñado desde niños que hay seres buenos o seres malos,
y ese paradigma nos impide entender la vida tal como es. La verdad es que en la
tierra solo hay espíritus más evolucionados que otros; así de sencillo. Antes
de venir al cuerpo ya existíamos en el más allá y seguíamos un proceso de
evolución espiritual.
Cada espíritu avanza en el aprendizaje del amor con libertad
y elige cómo llega a la cumbre: rápido o despacio. Al igual que en la educación
se inicia en cero conciencia y en cero amor y se avanza gradualmente acá y
después de trascender o morir. La tierra es una de las muchas escuelas que hay
en el universo infinito y el contraste o la dialéctica entre 'maldad' y
'bondad' es la que permite crecer y pulirse.
En el racionalismo occidental esto suena raro, mientras que
en el oriente es una verdad ancestral que no se discute. El malo es un espíritu
en Kínder, debido a su inconsciencia. Si lo entiendes es más fácil perdonar y
asumir la realidad. Los 'buenos' suelen sufrir porque violan las leyes de la
vida debido a su ignorancia: ayudan cuando no se debe hacer, cargan cruces
ajenas y confunden el amor con el candor o el pesar. Se ponen de tapete, les
caminan por encima y se quejan diciendo: "Por qué abusan de mi".
No captan que se rebajan en su papel de redentores ingenuos y
terminan crucificados. Su destino es quererse, ser firmes, poner límites y no
interferir en los procesos de los demás. Necesitan amarse y entender que cada
persona está en su proceso y es responsable de su vida. Están en paz cuando
solo prestan ayuda a quien en realidad la necesita, o sea casi nunca.
Uno solo debe ayudar cuando puede hacerlo, sabe como hacerlo
y le corresponde. Los 'buenos' deben aprender a amarse y a decir no. Con
frecuencia su bondad es un egoísmo
agazapado para inflar el ego: "Tan buena o tan bueno que soy yo". Si
vas a lo esencial y pones el amor como eje de tu vida nunca vuelves a sufrir,
porque descubres que el sufrimiento es mental, es resistencia a la realidad.
Entonces aceptas todo y disfrutas de una paz interior que no depende de nada
externo.
Eliges ser feliz solo o en compañía, con bienes o sin ellos,
alabado o enjuiciado, en suma, nada te perturba. Sientes el dolor propio o ajeno, pero
únicamente ayudas cuando debes y no te alteras porque asumes que cada ser vive
el proceso que necesita vivir. Sabes que nada llega al azar y que
todo es perfecto en el mundo de Dios, aunque exista el 'mal'.
Tu paz brota al aceptar que cada espíritu fue creado en cero
conciencia para llegar, paso a paso, a la consciencia total. Comprendes ahora, que no hay seres
buenos o malos, sino espíritus con mayor o menor evolución, y que los 'malos'
al fallar son los que enseñan perdón, desapego, aceptación y fe a los 'buenos’.
Por ello para ser buenos parece que hay que aprender de los malos.