LA ÚNICA FORMA
DE CONVIVENCIA SOCIAL ES EL RESPETO AL DERECHO AJENO
Zenair Brito
Caballero
(britozenair@gmail.com)
En Venezuela........ ¿Institucionalidad?, ¿Estado de derecho?,
¿Democracia?, ¿Ética pública? ¡Bahhhhhh! deuda pública en aflictivo aumento, y
como siempre, penosamente, la mano extendida de los pobres pidiendo ayuda.
No es para menos. Es la realidad. Con asombro sin embargo, veo y
escucho la propaganda oficial diciendo pomposamente que “Venezuela avanza
con Chávez”. ¿Cómo es esto? ¿Venezuela avanza con un socialismo-comunismo que
no es tal? ¡Por favor, si de lo que el país está es en pleno desorden social y
total anarquía!
¿Qué puede hacerse en este país para volver cercanamente a la
normalidad?, ¿Cómo hacer entrar en razón a los políticos del llamado
desgobierno revolucionario?, ¿Cómo explicar que la única forma de convivencia
social es el respeto al derecho ajeno?,
¿Cómo hacer entender a estos depredadores de la Nación que, como
diría Emmanuel Mournier, “La paz reposa, ante todo, en el orden interior de la
persona”?, ¿Cómo recordarles, yendo a la historia, y a la nuestra cercana por
cierto, que aquel juicio enorme de Erasmo de Rotterdam en pleno renacimiento
europeo, “La paz más desventajosa es mejor que la guerra más justa”, constituye
una gran verdad?
Emmanuel Kant, filósofo alemán, proponía en su opúsculo “Por la
paz perpetua”, (1795), que la política se fundiera con la ética, y que la
paz debería sostenerse en un imperativo categórico, es decir, en el orden
moral. La paz, decía, es una prioridad moral, mientras la guerra es un acto
contra la razón
Una paz perpetua no es un estado de naturaleza sino un estado
legal, el único que puede dar a la persona y a la sociedad seguridad contra
todo intento de hostilidad. Y remataba: Son los ciudadanos quienes deben poder
decidir su propio destino, porque de otra manera, será la guerra quien tomará
tal decisión, haciéndolos caer en un estado de total calamidad
Maquiavelo, nos había prevenido unos tres siglos antes sobre
eso, cuando en su obra magistral, El Príncipe, afirmaba que la política es
mala, que hay maldad en la política. Maquiavelo, reconocido como el padre de la
moderna ciencia política, nos habla de ello cuando se refiere a la tristeza de
los hombres: El mal en el mundo es inevitable, y el mal en la política aun
menos. El mal en la política no surge, como se afirma algunas veces, por una
inclinación natural del hombre, ni como resultado de un estado de necesidad en
el cual el hombre se obligue a recurrir a medios crueles para hacer frente a la
maldad del otro.
Para Maquiavelo, el mal en la política se origina como una
posible consecuencia de la situación del hombre en la historia, en un curso de
eventos que se salen de la comprensión humana. “La tristeza del hombre”, dice,
no alude a una originaria maldad humana, a una condición inmodificable de la
naturaleza del hombre, sino indica la conciencia de la condición humana, constantemente
expuesta a los reveses de la fortuna.
Por eso, dice, el hombre es un traidor, un animal que actúa sólo
en función de lo útil, pronto a cambiar de bandera según las circunstancias.
“De los hombres, dice, se puede decir esto, generalmente: Que son
ingratos, volubles, engañosos, que huyen de los peligros,….y mientras están
bien, son todos muy amigos, lo dan todo por el otro, le ofrecen su sangre, el
alimento, la vida, los hijos,……pero cuando se encuentran mal, se dan la vuelta
y te atacan”. ¿Verdad, o mentira?
Estamos mal. Quien no quiera admitirlo, huye de la verdad, y
ello es peligroso. Ciertamente, como decía Albert Camús,”Buscar lo que es
verdadero no es siempre buscar lo que es deseable”; pero también ya antes había
afirmado Platón: “Hay que tener el valor de decir siempre la verdad, sobre todo
cuando se hable de la verdad”.
He cedido la palabra a estos grandes filósofos porque mi
debilidad siempre ha sido la Filosofía: Kant, Maquiavelo. Mournier, Albert
Camús, y a Platón, “El maestro de los que saben”. Por ello amigo lector
Quien tenga oídos para oír, que oiga; quien tenga ojos para ver, que vea; quien
tenga mente para comprender, que comprenda. Venezuela está en el suelo y
tenemos que levantarla con nuestros votos que conduzcan al camino del Progreso.
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