“LA INDIFERENCIA A LOS VENEZOLANOS DECENTES”
Zenair
Brito Caballero
El molesto ruido que ocasionan las noticias de cosas malas que suceden en
Venezuela a nuestro alrededor, no nos deja apreciar muchas cosas positivas que
tienen lugar en el mismo entorno. La vida no se reduce a atemorizarnos con
tantos asaltos, asesinatos y corrupción, también existen millones de personas
que todos los días trabajan estudian y se esfuerzan en ir forjando una mejor
sociedad.
Valorar el silencio de los venezolanos decentes no significa desconocer
los actos violentos, pero nos ayudan a tener una perspectiva más realista del
país. Ejemplo de ello son muchos: Acaban de actuar exitosamente en varias
ciudades europeas, los jóvenes y los adolescentes de la Orquesta Sinfónica
Simón Bolívar, quienes utilizan sus instrumentos como los mismos ángeles bajo
la batuta del maestro Dudamel. Un ejemplo monumental que nuestros jóvenes no están
condenados a ser pirañitas.
En muchas escuelas venezolanas hay grupos de escolares que estudian diariamente
con su pequeña computadora. Son nativos digitales que se preparan para afrontar
el desafío de un mundo cada vez más inmerso en la era digital y la
informática. Bien por la gente que hace posible esta exitosa experiencia
En muchos colegios la palabra “emprendedurismo” ya no es un vocablo de otra galaxia, pues los estudiantes se unen, crean mini empresas y producen cosas que luego comercializan en el mercado. Los muchachos aprenden que usando su inteligencia, organizándose y trabajando, pueden tener éxito en sus emprendimientos.
Esta es una buena forma de combatir la perniciosa idea que lo mejor es
recurrir a un padrino para trabajar en un ente público. Centenares de jóvenes
en todo el país se asocian para realizar tareas de servicio social, ayuda a
los más necesitados, construcción de viviendas populares, asistencia a niños y
ancianos desamparados, etc.
Hay voluntarios que cuidan a niños enfermos de Sida, otros que enseñan
lo que pueden a pequeños con limitaciones físicas o retraso mental. Admirable
y reconfortante, ante tantas noticias de jóvenes involucrados en riñas de
barras bravas, discotecas, asaltos o el submundo de las drogas
En ciertos pueblitos de los andes y de los llanos, es posible ver a
miles de campesinos labrando la tierra, cosechando el fruto de su trabajo,
disfrutando de una linda casa y confortables vehículos. Son los productores
agrícolas que generan gran parte de la riqueza nacional con su esfuerzo y no
amparados por la política sucia del poder reinante. El exigente trabajo no les
deja tiempo para ir a la capital a realizar manifestaciones o pedir subsidios
monetarios al Estado
¡Cuántos hombres y mujeres en la Colonia Tovar, se levantan poco después de medianoche, alzan al hombro cajones de productos frutihortícolas o el folclórico remedio casero, o viajan en pésimas condiciones hasta los mercados capitalinos para ganarse el sustento diario!
Al caer el sol, regresan a casa y el cuerpo pide descanso porque mañana
será otra dura jornada. Son también millones los padres y las madres que
mañana, tarde y noche se preocupan por los hijos, por mantener un hogar en
armonía, bienestar y progreso.
La vida es dura, difícil, pero el amor a la familia es más grande, y
pese a los problemas, hay que seguir adelante. Son héroes anónimos, nunca salen
en los noticieros, pero vale la pena recordarlos y valorarlos aunque sea de vez
en cuando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario