martes, 22 de enero de 2013

¿QUÉ PASÓ EN VENEZUELA CON LA DEMOCRACIA PARTICIPATIVA?


¿QUÉ PASÓ EN VENEZUELA CON LA DEMOCRACIA PARTICIPATIVA?

Zenair Brito Caballero

 (britozenair@gmail.com)

La participación activa de los ciudadanos en una sociedad, es condición básica para el funcionamiento de toda democracia, pero hay diversas formas de participar. En la democracia representativa el ciudadano se limita a delegar, mediante el voto, su representación en voceros de unos partidos políticos que como únicos actores y convertidos en empresas electorales desvirtuaron la esencia de la democracia y la redujeron a elecciones periódicas; la ciudadanía permanece pasiva, no actúa, no decide más y ni siquiera controla.

El poder real no reside en el pueblo. Esta democracia electoral está viciada y caracterizada por el dominio de unos grupos rojos-rojitos cuyos intereses tienen poco que ver con los de la mayoría. El resultado de esto son sociedades plagadas de injusticias y de inequidades de donde se derivan la violencia y la inseguridad. Los ciudadanos inermes terminan buscando en los dioses y/o en los brujos solución a tantas calamidades porque no encuentran mecanismos para influir y modificar un orden de cosas que no les satisfacen

Una reciente encuesta no politizada ni tarifada por el gobierno, publicada en Internet y titulada ¿Cómo vamos 2012 además de indicadores y opiniones muy puntuales sobre economía, salud, educación, transporte y otros servicios públicos, reflejó otros resultados muy interesantes y  preocupantes en materia de participación y comportamiento ciudadano que son un serio llamado de atención a políticos y gobernantes y deberían, por eso, despertar gran interés en los  observadores sociales e inspirar nuevas políticas de promoción ciudadana?.

En general, la encuesta muestra el deterioro en las condiciones de vida de  muchos pobladores venezolanos que consideran que su economía ha empeorado y les preocupa enormemente el desempleo, un 35% se considera pobre. La insatisfacción con los servicios de salud, movilidad, vías urbanas, energía, acueducto y alcantarillado se incrementó.

Este descontento ciudadano es un reto. Sin embargo, el gran desafío lo constituyen la frágil convivencia ciudadana y el divorcio gobierno-ciudadanía que revela la encuesta. Si bien un 75% de los encuestados se siente orgulloso de la ciudad, la mayoría podría calificarse como malos ciudadanos que no respetan las normas ambientales, ni de tránsito, ni de construcción, ni de conexión a servicios, no usan adecuadamente los espacios públicos y tampoco cuidan ni respetan los bienes públicos. Comparados los resultados con los de 2012 se observa que ahora es menos el respeto por los vecinos, por los discapacitados, ancianos, niños y mujeres y en este contexto el respeto por la vida es el menor lo cual constituye una verdadera amenaza social y debería alarmar

Sorprenden otros resultados: Sólo un 47% de los habitantes se reconoce solidario pero un 72% de los mismos no ejecutó en 2012 ninguna acción con miras a resolver un problema comunitario. Prevalece el individualismo, la consigna parece ser, que cada cual se las arregle como pueda. Es muy débil la capacidad organizativa, un 74% de los encuestados no participa en ninguna organización social y es casi nula la capacidad de reaccionar colectivamente ante problemas que afectan a la comunidad.

En 2012 un escaso 9%  formuló peticiones y reclamos en forma organizada y apenas un 4% asistió a marchas y manifestaciones. De manera similar las acciones en pro de ideas o proyectos comunitarios son muy escasas. Un 64% no realizó ninguna acción en este sentido y sólo un 6% hizo parte de organizaciones de voluntariado. Pero es bueno destacar que el 69% de las personas activas y solidarias lo hacen convencidas de que es un deber ciudadano. Cualquier acción para fortalecer estas actitudes debe apoyarse en los estratos medios que así piensan. En una ciudad donde todos los días se violan los derechos humanos sólo un 1% pertenece a una organización que los defiende

Las Alcaldías resultaron severamente cuestionadas. Un 49% de los ciudadanos no sabe de su existencia y entre los que sí lo reconocen un 53% tiene una imagen desfavorable y un 39% descalifica su gestión. Este resultado invita a una seria reflexión

La democracia representativa hizo crisis en Venezuela y es tiempo de pensar en promover la participación ciudadana y la democracia participativa que brinde a los habitantes la posibilidad de intervenir en las decisiones que les afectan colectivamente, a desarrollar una sociedad más justa y sobre todo más humana donde prevalezcan la solidaridad, la fraternidad y se fortalezca el sentido de lo colectivo.  

“UNA COSA ES EL LIDERAZGO Y OTRA EL MANDATO”


“UNA COSA ES EL LIDERAZGO Y OTRA EL MANDATO”
Zenair Brito Caballero

Ungir a un similar con el poder de cambiar la vida de quienes le eligen no debe ser tarea fácil. La historia es muestra fiel de la corrupción que otorga el poder. Hay quienes arruinaron la historia de muchas naciones y colectivos porque su mente no fue capaz de ponerse en los zapatos de otros. Básicamente, esa ha sido la historia de nuestra sociedad venezolana.
Quienes han evitado que la humanidad se vaya al abismo por la culpa de tantos arrogantes, generalmente han salido del anonimato y procuraron mantenerse allí por la mayoría del tiempo. Un sentido tiene el liderazgo y otro muy distinto el mandato. La prueba más básica de la diferencia está en aquellas prácticas que nos exacerban y precipitan nuestros sentimientos sobre la razón, los deportes.
Cuando un equipo por ejemplo como el Futbol Club Barcelona (BARC,A) juega con un líder como Lionel Messi, se mantiene unido y generalmente triunfa. Si el mismo tiene alguien que mande, partirá la estructura entre superior e inferior. La diferencia está en reconocer que el beneficio general perdura más que el individual.
En eso me puse a pensar al escribir esta columna porque adoro el Barc, a como equipo y la unión entre sus jugadores. El siglo pasado trajo terribles dirigentes, pero también grandiosos líderes. Por ahora, sobreviven los pésimos presidentes y dictadores. La corrupción ya está en la agenda y ya no nos sorprende que quienes lleven las riendas de nuestras naciones sean personas adictas a gozar de un poder, a mandar.
Es incómodo alborotar nacionalismos que se encargan de generar toda una glorificación alrededor de quienes en otrora tuvieron el poder en sus manos. Hay casos extremos en los cuales se parten identidades. Sé de uno muy cercano, único, ubérrimo y utilitarista. Todo está alrededor de una letra. Un ultra problema.
Sin embargo, varios gobernantes gozan de un recurso altamente corrosivo y poco reprochado por una sociedad supuestamente crítica. La demagogia.
Con demagogia llevaron hace unos años a Muammar Gadaffi a una reunión del G-8 y con la misma le dieron de baja como uno de los peores dictadores del mundo. Y todavía hay más. Las naciones supuestamente poderosas del Grupo de los Ocho abren y cierran la puerta a Egipto. Unos sí y otros no.
Pésimos gobernantes han llevado a Israel a perder una importantísima batalla para sus intereses en la ONU. La figura de Benjamín Netanyahu es de un dirigente belicoso, que gusta de la amenaza y de poca conciliación. Es un ejemplo claro de lo que un mal gobernante puede hacer.
Siria se sigue desangrando cada día. Una guerra civil que parece no tener fin. El presidente Bashar Al-Assad ha llevado una cruel represión en contra de los ciudadanos que no están de acuerdo con sus políticas de estrangulación en contra de los Derechos Humanos. Algo explicará por qué Siria estuvo tres días desconectada del internet varias semanas. ¿Alguien dijo algo? ¿Alguien se enteró? No lo creo.
Parece que estamos enajenados por pésimos gobernantes. Sin embargo, casi nadie sabe de la labor de Aung San Suu Kyi, una líder de Birmania o Unión de Myanmar, como quieran llamar a esta nación. Suu Kyi ha purgado años de prisión por querer defender el pluralismo y la democracia en un país con crueles políticas sociales, acorralada por la China comunista. Como líder ha llevado a que sus compatriotas consigan garantías de parte del gobierno. Hasta ahora casi nadie le conoce.
En los datos históricos están quienes ayudaron a combatir políticas absolutistas de gobiernos que pretendían ver a sus ciudadanos como borregos. El problema está en que la historia tiene más desgracias para contar. No obstante, todo esto funciona para no perder de vista los errores del pasado.
Y es así como día a día muchos héroes ayudan a su comunidad, con menor poder en sus manos que sus gobernantes y llevan mayor calidad a muchas vidas en medio del anonimato.
Toda esta reflexión me nació al frustrarme con la burla de Asamblea Nacional que tenemos en Venezuela donde la mayoría es roja-rojita, en la cual seres electos popularmente operan, según su propio favor, y lo que menos saben hacer es legislar. Es una vergüenza; una pena. Sin embargo, los venezolanos seguimos eligiendo a los mismos por aquel “puestico” y agradecer “la palanca”. Así no progresa ningún país. Nunca. britozenair@gmail.com