sábado, 25 de agosto de 2012

NO ES CASUALIDAD QUE SE HAYA PERDIDO EL PLACER DE APRENDER


NO ES CASUALIDAD QUE SE HAYA PERDIDO EL PLACER DE APRENDER
Zenair Brito Caballero

Nuestra generación quiso dar lo mejor a los niños y jóvenes actuales. Tuvimos grandes sueños para ellos. No querían muchos padres que tuvieran las dificultades por las que ellos habían pasado. Algunos padres colocaron Tv, compraron celulares,  blackberry, IPAD, tabletas, video-juegos  y computadora en las habitaciones de sus hijos. Otros colmaron de actividades a sus hijos matriculados en cursos de inglés, ballet, natación, futbol, informática, etc.
Todas eran excelentes intenciones, solo que algunos no sabían que los niños necesitan tener infancia, que van de inventar, correr riegos, frustrarse y maravillarse por la vida.  Los padres han creado un mundo artificial para los hijos y hoy están pagando un precio carísimo. Veamos algunas consecuencias:
Estamos obstruyendo, ahogando la inteligencia de los niños y adolescentes. Esperábamos que en el siglo XXI los jóvenes fueran más solidarios, responsables, ambiciosos, emprendedores y que amaran el arte de pensar, de cavilar, de reflexionar. Pero muchos viven aislados, incomunicados, sin proyectos de vida.
En los colegios, la situación es peor. Maestros, profesores  y alumnos conviven durante años en las aulas, pero son extraños entre sí. Se esconden detrás de los libros, de las computadoras. Pero la culpa es del sistema educativo que venimos arrastrando desde hace años.
Los jóvenes aprenden a resolver problemas matemáticos, pero no saben resolver sus conflictos existenciales. Se les enseña a hacer cálculos y solucionarlos pero la vida está llena de contradicciones, las cuestiones emocionales no pueden calcularse, ni dan una solución exacta. No se preparan los jóvenes para lidiar con las decepciones, ya que se les educa solamente para el éxito. Vivir sin problemas es imposible.
Un mal uso de las funciones de la memoria. Estamos obstruyendo la inteligencia de los jóvenes y el placer de vivir con el exceso de información que les ofrecemos, pues nuestra memoria se ha transformado en un depósito de datos inútiles. El conocimiento se ha multiplicado y el número de centros de enseñanza ha crecido como en ninguna otra época, pero no estamos fomentando pensadores ni intelectuales. No es casualidad que haya perdido el placer de aprender.
Simultáneamente los medios de comunicación hacen un estímulo poco inofensivo, pues con el tiempo los adolescentes pierden el placer por los pequeños estímulos de la rutina diaria, necesitan hacer muchas cosas para disfrutar un poco, lo cual genera personalidades insatisfechas. Es una generación de insatisfechos.
Estamos informando a los jóvenes pero no formando su personalidad.   Estos jóvenes conocen cada vez más el mundo en que están, pero casi nada del mundo que son. El ser humano es un extraño para sí mismo. La educación se ha vuelto seca, fría y sin condimento emocional. Los jóvenes raras veces saben pedir perdón, decir lo siento, colocarse en el lugar del otro. Miles de jóvenes se drogan pero ninguno es feliz.
Buscando padres brillantes y maestros o profesores fascinantes. Necesitamos saber algo sobre el funcionamiento de la mente y cambiar algunos pilares de la educación. Los pocos buenos maestros o profesores están estresados y generan alumnos sin preparación para la vida. Los pocos buenos padres están confundidos y originan hijos con conflictos, con problemas. Por ello amigo que me lees “un educador excelente aprende dándose, entregándose y es abierto al conocimiento”.

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