miércoles, 11 de julio de 2012

ZENAIR BRITO CABALLERO, LOS DISCURSOS DEL COMANDANTE EN SUS CADENAS


LOS DISCURSOS DEL COMANDANTE EN SUS CADENAS
Zenair Brito Caballero  (britozenair@gmail.com)

Lo primero que hay que tener en cuenta cuando se dice o se lee un discurso es el trillado pensamiento que reza: “Lo bueno si es corto es doblemente bueno”. Luego, antes de cavilarlo o de escribirlo hay que pensar a qué público va dirigido y para qué momento; si es un público heterogéneo se hablará con un lenguaje sencillo, si es un auditorio de intelectuales se puede dar rienda suelta a la sapiencia; en cuanto al momento, es sencillo: distinguirlo si es folclórico, político, religioso de duelo y demás situaciones frecuentes que enfrentamos.
Por último hay que leerlo, releerlo y volverlo a leer, aunque se lo haya escrito alguien en quien usted confía lo mismo si es de su propia inspiración,  para tratar de no equivocarse y pronunciar bien las palabras; cuando un término se pronuncia mal los oyentes  sienten vergüenza ajena ante los concurrentes. Leer y releer, esa es un clave importante y si no se conoce una palabra no hay que usarla, es mejor cambiarla, existen muchas para escoger y quieren decir lo mismo
Cuando se habla en cadena por televisión, hay que ser concreto y hay que hablar de eso: del tema específico, de la razón de ser de la reunión, de la convocatoria, es un momento que no admite otro tema, especialmente en un acto tan protocolar como lo es una graduación de cadetes donde los ojos y oídos del país están puestos en él.
En la que acaba de pasar la nota la dio el señor presidente Comandante: ¡Qué manera más impactante de comenzar un discurso para los estudiantes graduandos y para los televidentes y más en cadena nacional como acostumbra el teniente coronel! “Señores, vengo a contarles…” Nos dio, desde el principio, de lo que no nos gusta, de lo que se  trataba la fiesta, habló de sus correrías en el llano y en Maracay con sus amigos militares, del 4 de febrero, del arpa y los cantos llaneros, desplegó, historias de su vida como lo hace siempre y habrá gente que le gusta como a las focas que le aplauden, pero a quienes lo ven por televisión, prefieren cambiar al cable o apagar el aparato.
A pesar de que el Comandante es un conocedor de la ignorancia de muchos venezolanos y venezolanas, seguro que se preparó para poder dar con las citas que hacia referencia y a pesar  que sus peroratas son tan extensas, se observaba un público aburrido y cansado de tanta verborrea inútil que ha debido ser protocolar, echó por tierra la frase o sentencia que cité al principio. A veces lo bueno, lo muy bueno, resiste una mayor extensión. Ahora, que si el presidente se salió varias veces del tema como ya es su costumbre para alargar las cadenas, quizás fue presionado por unas peticiones que no eran para el momento, pero él las empató con el aire folclórico que siempre le da a su discurso y como siempre habló y habló hasta el cansancio sin desfallecer.
¡Cómo aburren los discursos, disertaciones, homilías, exposiciones tautológicas! Y qué fastidio la mala pronunciación de términos tan sencillos, el hecho que los espectadores para él seamos venezolanos borregos y serviles que piensa que todos le escuchamos como una homilía religiosa, no da licencia para presentarnos con una dicción tan deficiente, eso es vergonzante, porque por uno nos califican a todos.
Preparase para hablar en público es vital para hacer una buena disertación: analizar cada párrafo, ver ¿qué le sobra y qué le falta?, evitar los chistes ramplones, cantar con voz desafinada creyéndose un excelente cantante, no confiarse en la memoria porque, ante una multitud que está pendiente de escuchar belleza, nos puede fallar. Un funcionario público de tal jerarquía debe saber que tiene la responsabilidad de representar a un pueblo entero y no tiene derecho a dejarlo mal.
La oratoria es un arte, es además un género literario, es emocionante, pero hay que cumplir con ciertos requisitos antes de atrevernos a practicarla, especialmente ahora cuando se avecina una lluvia de disertaciones políticas electorales; recalco dos que no se deben olvidar: hacer un discurso digno y elocuente y tener respeto por quienes lo van  a ver y a escuchar en sus ya fastidiosas cadenas desde hace 14 años-

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